Pasan los años… y muy rápido… veo que mi cara y mi cuerpo cambia y envejece… y con esto tengo una sensación dual, entre miedo y alivio… un alivio inexplicable… como si supiera que con el paso del tiempo me simplifico, me voy quedando con lo esencial… ya en el cuaderno de mi vida donde escribía en grande y arrancaba hojas, ahora escribo pequeño en cada rincón y cuido más ese cuaderno.
Valoro más los momentos simples… y mirando a los ojos puedo decirlo… cosa que antes no podía y pensaba que lo que valía la pena eran otras cosas… algo mareado quizás?? puede ser… algo disperso?? puede ser… no del todo seguro de quién era yo?, puede ser.
Ahora, que el camino se hace más simple y estrecho, sé lo que me hace bien y lo que no me interesa… aunque siempre estoy abierto a descubrir y que la vida me sorprenda. Entendí que pocas cosas me hacen feliz y me dan la paz necesaria para seguir.
El hecho de entender que la vida siempre va a cojear , que nunca va a ser perfecta…que siempre va a tener algo que no esté bien… el hecho de aceptar esto y ya no pelearme con la vida por este motivo es una de las cosas que más paz me da… lo “claroscuro” de la vida…. lo “claroscuro” de las relaciones y lo “claroscuro” de nuestro interior.
Hoy, escribiendo este breve texto, encontré esta foto que puse con este escrito… era una época “claroscura” y, si miro atrás mi vida, siempre ha sido así… a veces un poca más oscura que clara y a veces más clara que oscura… pero siempre estuvo así… como el día y la noche, entre esa dualidad mágica y vital que hace que todo siga, no se detenga y evolucione.